¿Quiénes eran los celtas? Principales características
Seguro que en multitud de ocasiones has oído hablar de los celtas. Pero, ¿sabes quiénes fueron? Llegaron a Europa en el año 1200 a.C, y en el año 900 a.C a la Península Ibérica. Eran un conjunto de pueblos de Europa Central interrelacionados entre ellos. Su principal punto en común era que todos hablaban lenguas indoeuropeas. Es importante destacar que los pueblos celtas nunca llegaron a formar un Estado como tal.
Características de los celtas
Las sociedades se extendieron prácticamente por toda Europa durante varios siglos, hasta que desaparecieron como comunidades en el año 43 a.C tras ser sometidas en primer lugar por los romanos y más adelante por diferentes pueblos germánicos, como los visigodos o los vándalos. Aún así, algunos rasgos culturales han conseguido perdurar hasta el día de hoy.
Desde el centro de Europa se dispersaron en todas las direcciones, ocupando las islas británicas y el norte de Italia. En el año 387 a.C atacaron la ciudad de Roma. Varias tribus permanecieron durante siglos en las islas británicas, y cuando regresaron al continente se instalaron en la región de la Bretaña (Francia).
Los celtas vivían en aldeas amuralladas y todas las tradiciones y costumbres se transmitían a través de los conocidos como bardos. Los bardos eran personas que se aprendían de memoria todas las leyendas y narraciones mitológicas y luego las narraban a las tribus.
Las mujeres tenían una situación muy igualitaria con respecto a los hombres. Se les permitía ser políticas, religiosas, e incluso guerreras. Además, tenían sus propios bienes y tomaban decisiones de forma independiente a sus maridos.
Si por algo son recordados los celtas es por ser unos excelentes guerreros y unos jinetes muy hábiles. Iban al campo de batalla desnudos, con una espada de hierro, una lanza y un escudo de cuero. La leyenda dice que conservaban las cabezas de sus enemigos como trofeo.
Religión y organización
Los primeros celtas eran politeístas. Además de rendir culto a varios dioses, como Dana o Morrigan, también lo hacían a diferentes elementos de la naturaleza. El roble lo consideraban un árbol sagrado.
Cada una de las tribus tenía un jefe, que solía ser un guerrero, y recibía los consejos de los druidas. Cada tribu tenía sus propias costumbres y vivía en una aldea. Había cuatro jerarquías sociales. La superior estaba formada por jefes, guerreros, religiosos, druidas, vates y bardos, y la más baja por campesinos y artesanos.
Y, por último, cabe señalar que los celtas tenían la costumbre de decapitar a sus enemigos y guardar sus cabezas embalsamadas como si fueran trofeos. No se sabe a ciencia cierta si lo hacían por razones religiosos o por minar la moral de los pueblos enemigos.